NACER HOMOSEXUAL

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..........La realidad o mejor dicho, la triste realidad, es que en 91 países del mundo, aún se castiga, se tortura, se multa, se encarcela e incluso se mata (en 8 países) a ciudadanos homosexuales, si se enteran de que lo son o los pillan haciendo lo que ellos consideran "delito".
Por poner un ejemplo, en Sudáfrica mueren casi a diario, mujeres lesbianas, tras violarlas e incluso mutilarlas y en Marruecos se acaba de intensificar la persecución contra los que su gobierno llaman "pervertidos".
.....Hace unos meses, Francia pidió a la Organización de Naciones Unidas, a la que pertenecen 85 de estos 91 países, que despenalizara universalmente la homosexualidad. Es increíble, que aún en el siglo XXI, estuviese considerada delito, pero así es e incluso no mucho atrás, hace 20 años, la OMS, la definía como enfermedad.
.....El Vaticano, para variar, no llegó a aprobar la petición de Francia. Entre varios argumentos que ofrecía, para justificar su negación, el que nunca llegaré a entender, es que según ellos, aprobando la despenalización de la homosexualidad, se crearía "más descriminaciones" (agarrate Manuel, que llegan curvas).
.....Lo que si me queda totalmente claro, es que la petición del Vaticano a la ONU, en caso de ser aceptada, lleva implícito que miles de seres humanos homosexuales de estos 91 países del mundo, pueden continuar siendo vejados, mutilados, asesinados, encarcelados o maltratados por el hecho de tener una identidad sexual concreta y querer llevarla a cabo igual que el resto de la población de su país. ¿Es esto lo que quiere la Iglesia?.
Desde aquí les digo, que esos hombres y mujeres que pueden ser condenados a muerte, ya están vivos, ya han nacido, ya sienten y padecen, ya tienen sed y hambre, ya sufren, ya piensan, ya existen, ya trabajan, ya se casan, ya viven en pareja, ya tienen hijos o los adoptan, ya viven su sexualidad plena, ya.....
Estos ciudadanos, están en los gobiernos, en las catedrales, en las casas, en el ejército, en los cementerios, en las escuelas, en las calles, en el campo y en la ciudad, en todas partes. Quizás es por ellos por quién habrían de preocuparse. ¿No?

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Desde aquí pido a los responsables de tal aberración contra los derechos humanos, que mediten sus actos y decisiones antes de llevarlos a cabo, pues pueden hacer mucho daño, más del que ellos puedan llegar a pensar. Si una vez, tras la meditación, siguen pensando igual, solo les deseo, desde lo más profundo de mi ser, que ojalá tuviesen un@ hij@ homosexual y ver si sufriéndolo en sus propias carnes, seguirían opinando igual. Lo deseo, no para imponerles un castigo, pues tener un@ hij@, nunca es un castigo, sólo me gustaría que cambiasen de opinión cuando el problema lo viven día a día en sus propias casas.